Jonathan Gutiérrez Pulgarín, capital de la Danza de Pluma Pulgarín, relató que comenzó a los 7 años el gusto por bailar en grupos de danzantes. Desde pequeño, dijo, le llamó la atención el aprender al escuchar los tambores en las calles, por lo que corría para seguir la danza.
Expresó que su mamá le compraba el atuendo necesario para cumplir con los compromisos en una iglesia o reliquia, ya que ella es devota de la Virgen de Guadalupe.
Mencionó que su hijo Jonathan también aprendió el gusto desde los 5 años, por lo que ahora que tiene 7 años de edad su devoción la comparte con toda su familia.
Comentó Jonathan que danza con alegría por su gran fe y le ofrece esto a un santo para que los cuide y no les falte nada durante el año.
“Todo se hace por devoción”.
GRAN INVERSIÓN
Confesó el capitán de la Danza que el vestuario que utiliza requiere una fuerte inversión, entre los 6 mil a los 7 mil pesos, mismo que debe ser cubierto por cada uno de los danzantes.
Dijo que en la danza de pluma de Gómez Palacio tratan de usar diferentes colores en el vestuario, pero que en Torreón es azul o rosa.
Al preguntarle si hay ideas erróneas sobre esta actividad, declaró que nunca se cobra por danzar, sino solo por los traslados que hay que hacer, o bien se traen músicos que tocan el violín, reparar una bocina o un tambor.
“Por la danza no se cobra, sino se hace por fe y devoción”.
Sobre las reliquias, mencionó que ahí se les cobra por hora debido a que hay que trasladar al grupo al lugar, pero que en algunas casas o negocios no les ofrecen comida y se debe comprar alimento a todos los participantes.